Hoy Miro Mis Manos: Un Viaje Poético a Través de la Vida y el Parkinson


 


En el vasto mundo de la poesía, a veces encontramos gemas literarias que nos conmueven profundamente. Hoy, te invitamos a embarcarte en un viaje poético único que explora la vida a través del prisma de las manos, y cómo esta experiencia se entrelaza con la lucha contra una enfermedad devastadora: el Parkinson.


Hoy miro mis manos... y recordé.


Recordé mis manos,

Pequeñas, claras y orondas,

Llenas de maternal líquido,

Como un abrazo eterno y sincero,

Mis manos guardaron ese amor verdadero. 

En sus palmas, el consuelo y la calma,

Como un faro en la noche, una dulce llama.


Esas manos, guiaron mis pasos, me hicieron especial,

El mundo cobraba vida en su tacto,

Un amor maternal que nunca se deshizo en el trato.


Ese amor materno, en mis manos persiste,

Una chispa de cariño que nunca se desvanece,

Mis manos, eternas guardianas del afecto,

En cada gesto, llevan ese lazo perfecto.


Recordé mis manos,

Huesudas, largas y cordiales,

De platónicos amores adolescentes.

Esas manos, testigos de amores inocentes,

De miradas tímidas y sonrisas latentes.

Enredadas en sueños de juventud ardiente.


Mis manos, entonces, latían con amor presente.

Dibujaban en el aire promesas secretas,

Mensajes tímidos entre las sábanas discretas.

Mis manos, cómplices de noches perfectas,

Guardaban en silencio historias completas.


Recordé mis manos,

Hinchadas, ásperas y doloridas,

De luchar en esta vida.

Cada cicatriz en ellas cuenta una historia,

De batallas ganadas y heridas en la memoria.


Mis manos, sin rendirse ante las glorias,

Son testigos de una vida llena de victorias.

Cada arruga es un capítulo, una lección aprendida,

En el camino de la vida, en la ruta recorrida.


Mis manos, incansables, nunca se rindieron,

Siempre avanzaron, sin importar lo que viniera.

Aunque el tiempo ha dejado su huella en ellas,

Mis manos son un recordatorio de que soy fuerte.

Con cada golpe, con cada historia que cuentan,

Mis manos son un símbolo de perseverancia... 

de mi suerte.


Hoy miro mis manos,

Arrugadas, temblorosas y deformadas,

Pero en esas arrugas, encuentro experiencias,

En el temblor, la emoción de la vida intensa.

Aunque parezcan vacías en apariencia,

Mis manos están llenas de historias inmensas.

Las huellas del tiempo en cada surco,

Son recuerdos que no se desvanecen ni un poco.

En las temblorosas caricias, un valor loco,

Mis manos narran mi viaje, mi camino rocoso.


Deformadas por el peso de los años,

Mis manos cuentan de sacrificios y desengaños.

Aunque hoy parezcan un lienzo en blanco,

Prometen escribir aún más capítulos de mi arcano.


Hoy he recordado todo lo que la vida me ha dado,

Y eso son alegrías y también desengaños.


Y sé que lo he vivido

Lo he sentido...

A través de estas manos.




N.A.

La poesía ofrece una mirada profunda y emotiva a través dela perspectiva del Parkinson, proporcionando una exploración única de las manos como símbolos poderosos en la vida de una persona que enfrenta esta enfermedad neurodegenerativa. El poema se presenta en una estructura de cuatro conjuntos de estrofas, cada uno de los cuales aborda diferentes etapas de la vida del protagonista y las experiencias asociadas con ellas.


El poema comienza con un tono de ternura y nostalgia al describir las manos "pequeñas, claras y orondas" de la infancia, que están llenas de "maternal líquido". Esta metáfora de las manos maternas como un "abrazo eterno y sincero" y "un faro en la noche" evoca sentimientos de amor, seguridad y calidez. El lector es transportado a una época de cuidado y protección, donde las manos de la madre desempeñan un papel fundamental en la vida del protagonista.


A medida que avanzamos en el poema, las manos evolucionan y el tono cambia hacia la juventud y los amores adolescentes. Las manos se describen como "largas y cordiales", lo que sugiere una etapa de pasiones y amores secretos. El poema captura la intensidad de las emociones y las relaciones juveniles, revelando cómo las manos pueden llevar consigo los secretos y deseos de esa época de la vida.


El tercer conjunto de estrofas presenta las manos como "hinchadas, ásperas y doloridas", simbolizando la lucha y las cicatrices de la vida adulta. Aquí es donde se pueden relacionar las experiencias del protagonista con la enfermedad de Parkinson, ya que estas manos cuentan historias de resistencia y perseverancia. A pesar de las adversidades, el individuo se muestra fuerte y decidido a enfrentar los desafíos de la vida.


Finalmente, el poema llega a la vejez, donde las manos se describen como "arrugadas, temblorosas y deformadas". Estos síntomas pueden relacionarse con el Parkinson en sus etapas avanzadas. A pesar de estas dificultades físicas, las manos aún conservan la riqueza de las experiencias pasadas y la determinación del individuo para enfrentar su destino con valentía.


En resumen, "Hoy miro mis manos" es una poesía que aborda de manera conmovedora y reflexiva la vida a través de las manos de alguien que enfrenta la enfermedad de Parkinson. Las manos se presentan como testigos silenciosos de las diferentes etapas de la vida, desde la infancia hasta la vejez, y como un reflejo de las emociones, los desafíos y la perseverancia del individuo. Es un poema que invita a la reflexión sobre la fortaleza del espíritu humano y la belleza de las experiencias vividas.

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